Cagliostro re-encarnado
En alguna de sus variadas formas, las vanas promesas de prosperidad y riquezas, o juventud y belleza han existido desde el comienzo de la historia humana. En épocas cuando la ciencia y el razonamiento critico eran menos prevalecientes, adivinos, pitonisas y clarividentes pudieron ser aceptables, pero en nuestros días, el razonamiento critico y las ciencias nos han demostrado en gran medida como realmente se mueve el mundo, y la ausencia de validez en las promesas y pronósticos de los charlatanes. Y sin embargo, todavía pueden encontrarse quienes creen en la charlatanería y quienes se sienten inclinados a tomar ventaja de ellos, simplemente utilizando los deseos humanos para enriquecerse o “prosperar” aprovechando la ingenuidad de unos y otras.
El fraude, para no dejar dudas, es todo intento deliberado de engañar a una o varias personas, para obtener algo de valor que seria difícil de obtener si la victima supiera la verdad.
Cada sociedad y cada época tiene su Cagliostro, nosotros tenemos nuestro Adarsha, el Cagliostro re-encarnado.
Cagliostro fue uno de los mas famosos charlatanes de la historia, cuyas aventuras preceden las de su presente re-encarnación Adarsha con sorprendente similitud.
Discípulo de otro infame manipulador, el Conde de Saint-Germain, de la corte de Luis XV (él decía haber descubierto un maravilloso elixir gracias al cual llevaba unos 2000 años en este mundo), Cagliostro, célebre aventurero del siglo XVIII, quien se hacia llamar por el titulo de Conde, nació de padres desconocidos en Palermo, en Junio de 1743 con el nombre de Giuseppe Balsamo.
Como Adarsha atribuyéndose la capacidad de erradicar la pobreza, Cagliostro se atribuía con el mismo fin, la capacidad de transmutar metales en oro; y además, de curar enfermedades incurables, de hacerse invisible a voluntad y, para no ser menos que su mentor, retomó la patraña del Conde de Saint-Germain sobre el elixir de la eterna juventud, llegando a publicar en un panfleto titulado "Sécret de la régénération ou perfection physique", donde recomendaba retirarse al campo, seguir una severa dieta durante un mes y tomar dosis escalonadas de su maravilloso elixir, de forma que tras un periodo crítico de fiebre, delirios, pérdida de cabello y dientes, y tras tomar finalmente un baño caliente, la persona se encontraría rejuvenecida 50 años (pero eso sí, con todo su pelo y sus dientes otra vez), pudiendo repetirse el proceso hasta cumplir los 5.557 años sin problemas.
A través de los siglos en sus varias re-encarnaciones, Cagliostro mantuvo constante su modus operandi, lo que por supuesto y para nuestra ventaja, sus maniobras como Adarsha son mas fáciles de detectar. Después de deambular por Europa con un alquimista llamado Alhota, viviendo de truhanerías, hurtos y fraudes, y comerciando con los encantos de su esposa Lorenza Feliciani, regresó a Estrasburgo jactándose de haber aprendido a conversar con muertos y ángeles.
Cagliostro tenia la capacidad de persuadir a jovencitas y niñas que él llamaba sus pupilas o palomas, a colocarse en estado de desnuda inocencia ante una gran bola de cristal para obtener allí, directamente de las manos del Gran Copto (como exigía se le llamase), la facultad de comunicarse con los espíritus y ver en la redoma lo que él quería que viesen. No se limitaban a solo esto las actividades de estas palomas; Cagliostro las adiestraba en descubrir cosas ocultas, adivinar el porvenir, y practicar ciertos curiosos ejercicios generalmente reñidos con la decencia y el pudor. Cagliostro se vanagloriaba de hablar en las lenguas hebrea, fenicia, y notablemente, sánscrito.
Finalmente, en 1787, fue puesto en prisión en Roma, y mas tarde trasladado a la Bastilla y condenado a muerte, compartiendo su celda con el duque de Richelieu (sobrino del cardenal) encarcelado allí varias veces a causa de sus aventuras sexuales en una de las cuales fue aprehendido no sólo in fraganti sino completamente desnudo. Sin embargo, al confesar ser un "agente provocador de la masonería" y diciendo todo lo que sabía sobre sus cómplices, Cagliostro pudo salvar su vida logrando que se le conmutara la pena por prisión perpetua. Lo más notable de lo que dijo fue que los masones planeaban iniciar una cadena de revoluciones en Europa, con el principal propósito de abolir el Papado o ponerlo bajo su control. En su confesión mencionó que los banqueros internacionales judíos apoyaban financieramente todas las actividades revolucionarias y que el dinero proveniente de esa fuente tuvo una participación muy importante en la Revolución Francesa.
La capacidad manipuladora de Cagliostro le había permitido mezclarse en la aristocracia europea y codearse con el puterío de la época como Casanova, Catalina la Grande, María Antonieta y el papa Pío VI, quien eventualmente lo entregaría a la Inquisición.
Es de particular interés su relación con Catalina II, quien gobernó Rusia desde 1762 a 1796. Varios hechos perturbaron esa relación, como ser: la abierta simpatía hacia la Orden Masónica manifestada por su esposo y rival Pedro III; el ingreso en 1777 a la Institución –por invitación del rey de Suecia Gustav III– de su hijo y enemigo político el Gran Duque Pablo; la influencia en la masonería de su otro enemigo el rey Federico II el Grande; pero principalmente, el desenmascaramiento de Cagliostro como pseudo-masón y charlatán durante una sesión espiritista realizado en los salones del príncipe Gagarín, lo que motivó a Catalina a escribir tres comedias satíricas: "El chaman siberiano", "El mistificador" y "El alucinado".
El “verseo” del Conde Cagliostro, llego a límites increíbles, él decía haber traído del Tibet una técnica "infalible" para regenerar el cuerpo y poder vivir más. Su técnica reproducía el proceso sufrido por los gusanos que se envolvían en su capullo de seda y renacían como mariposas, y si ellas podían hacerlo, nosotros también. Por eso su método consistía en desnudar y tumbar el cuerpo en una cama, envolverlo en una manta y dejarlo reposar durante un mes alimentando al individuo sólo con caldo de pollo. Cagliostro aseguraba que pasados unos días el individuo empezaba a perder el pelo y a caérsele los dientes hasta llegar a un estado de debilidad extremo, a partir del que se empezaría un proceso regenerativo que devolvería al infeliz sus dientes y pelo junto con la juventud. La ciencia corrobora la primera parte del experimento, la acción del escorbuto y la falta de ingestión de vitamina C haría que el individuo perdiera rápidamente el pelo y los dientes, sin embargo el resto del experimento no llegaría nunca a buen fin, y nadie más volvió a proponer tal barbaridad.
Como ya vimos, con sorprendente similitud a la presente conmutación de Adarsha de ser “crápula” a “no tan demonio” expresada por una de sus victimas, la condena a muerte de Cagliostro fue conmutada por prisión perpetua. En 1795 a los 72 años de edad, y después de una carrera casi inaudita de fraudes, Cagliostro muere en los calabozos del Castillo de Sant’Angelo, dejándonos la obra que tal vez sea el Manual de Operaciones de su re-encarnado Adarsha: el “Evangelio de Cagliostro”, escrito originalmente en sánscrito y publicado por primera vez en italiano en 1914 con comentarios de Arturo Reghini (1878-1946), donde Cagliostro emplea terminología alquímica para describir el camino hacia una inmortal prosperidad, y otras propuestas así como el uso de sellos mágicos, meditación, ayuno y dieta vegetariana.
Si es verdad que las historias se repiten, solo nos queda esperar otros 17 años para liberarnos de las nefastas influencias de nuestro moderno Cagliostro.
Frente al piadoso, pero sospechoso, “arrepentimiento” de Ivana, uno no puede evitar recordar ese viejo adagio repetido de muchas formas a través de los tiempos, “El que a hierro mata a hierro muere.” Lo curioso es que este Adarsha-Nestor, fiel difusor de sabiduría bíblica haya convenientemente olvidado que “con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os será medido.”
Alberto Vallar
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