Sunday, November 30, 2008

El tornado, la gallina, y el chantún

El Chantapufi es un fanfarrón, una especie de cuentero, un tipo que todo lo embrolla, del que siempre se sospecha que no dice la verdad, un simulador. Un superlativo de Chantapufi es Chantún. Chantún pertenece a la categoría máxima del chanta o del chantapuffi. Cuando pensamos que alguien es un Chantún lo descalificamos totalmente, un chantapufi puede salvarse, pero un chantún está condenado irremediablemente. -- Oscar B. Himschoot

En algunas latitudes, los tornados son frecuentes, y pueden ocurrir súbitamente y sin preaviso, a veces con extrañas consecuencias. Todos hemos leído historias de localidades aplastadas, y animales y muebles llevados a kilómetros de distancia por la velocidad y fuerza bruta de sus vientos.

Una menos conocida característica de los tornados es su bizarra capacidad para desplumar gallinas limpia y completamente, dejando intacto el resto del cuerpo.

En 1842, un chanta llamado Elias Loomis, obsesionado en descubrir como un tornado podía desplumar una gallina en apenas unos segundos, decidió hacer un experimento para establecer una formula matemática de desplumar gallinas y venderla a los productores de la emergente industria del pollo; o a los pronosticadores del tiempo, porque después de todo, él hipotetizó, teniendo el conocimiento acerca de la velocidad en que el viento comienza a convertirse en un tornado podía ser la diferencia entre la vida y la muerte.

Primero, Loomis especuló, debía confirmar a que velocidad el tornado comenzaba a arrancar las plumas de las gallinas, y para ello “cargó un cañón de 3 kilos con 140 gramos de pólvora y una gallina como bala.”

Loomis disparo el cañón lanzando la desafortunada gallina al aire a una velocidad de 545 Km/hr. Como era de esperar, las plumas salieron limpiamente todas desparramadas por el aire, y la gallina cayó completamente desplumada, pero en pequeños fragmentos destrozados e inservibles. Loomis calculó que la velocidad adecuada estaría alrededor de los 160 km/hr, pero decidió que por un tiempo, hasta que la gente olvidase su fracaso, debía suspender el cañoneo público de gallinas. Mientras tanto, continuó su búsqueda poniendo gallinas en contenedores al vacío y otros metodos, pero las plumas se resistían a cooperar y volvió a fracasar.


Se desconoce cuantas gallinas perecieron desplumadas con sus experimentos o cuantos inversores cayeron “desplumados” con sus promesas. Lo que se sabe es que hasta el presente nadie ha continuado su búsqueda ni adoptado su proceso.

Esta historia me recuerda la del moderno chantún Adarsha Nestor Gonzalez Loza del Proyecto Actitud (antes proyecto prosperidad), obsesionado con vender otra formula matemática de “desplume” con una suerte similar a la del histórico Mr. Loomis.

Aunque existe el registro del N. 013, no se sabe con exactitud cuantos “Certificados de Pensión Vitalicia de U$A 1.000.-“(1) fueron vendidos por el Sr. González Loza, ni cuantas personas fueron desplumadas en la persecución de su “esquema económico” para enriquecer a la humanidad.

Lo que se sabe es que el argumento de venta del Sr. González Loza ha ido cambiando con el tiempo, como los métodos de experimentación de Mr. Loomis. Hoy, ya no se le escucha ofrecer públicamente los “Certificados de Pensión Vitalicia” apócrifos, ni solicitar U$A 30.000 para una “solicitada”, pero continúa recorriendo foros que todavía no lo conocen con el mismo objetivo.

Mas sobre esta historia en este REPORTE
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(1) B: Bonos No Nominativos de u$s 1.000 ajustables
1- Se pueden adquirir por ahora a u$s 100 c/u. Serán pagados a partir del mes siguiente a la promulgación de la Ley de Prosperidad y se revalorizarán a partir de ese momento en función de la relación entre la recaudación del Impuesto a las Ganancias, respecto de la actual.

Interesados enviar correo a:
info@proyectoprosperidad.com.ar
Estricta Reserva

Wednesday, September 3, 2008

Se es lo que se deja atrás


Con algo de impaciencia, la observaba desde el pasillo mientras abría y cerraba placares inspeccionando el condo que ella esperaba habitar hasta completar su doctorado. El lugar estaba impecable, o así me parecía a mí. La ví agacharse y levantar unos papeles que desde mi distancia pude percibir eran dibujos, o pinturas; y después de barrerlos con la mirada los arrojo al tacho de basura que llevaba a la rastra. En el último placard se detuvo un momento, y alargando el brazo descolgó una solitaria percha que también había sido dejada atrás.

No era una percha común. Estaba forrada con un tejido rosa, y abrazada por una cinta que la recorría cruzándose a si misma para terminar en un pequeño moño blanco en el centro. Con lentitud, como si estuviera meditándolo, volvió a colocar la percha donde la había encontrado.

De regreso, le pregunté porque no había tirado la percha a la basura junto con las otras cosas. “Se es lo que se deja atrás” me dijo “y me apenó tirarla pensado a que delicada criatura pudo pertenecer.”

“Se es lo que se deja atrás.”

No le pregunté porque tiró a la basura esas cartulinas que en un primer momento pensé serian la obra de algún artista todavía no reconocido, pero la conozco bastante como para estar seguro de la sensatez de sus acciones. Sin ver supe que debía ser algo que no merecía ser conservado, ni recordado. Continuamos el viaje en silencio hasta llegar a casa, pero no pude evitar pensar en cuan cierto es que uno es lo que deja atrás.

Las cosas y las palabras que vamos dejando atrás son huellas de nuestra singular entidad como personas. Ellas quedan siempre por donde pasamos; son los testigos de nuestros pensamientos y acciones que revelan de donde venimos y a adonde vamos; y muestran con implacable objetividad lo que somos por dentro, y a menudo también lo que somos por fuera.

No importa donde se encuentre un individuo humano, la observación de mi acompañante se cumple con infalibilidad axiomática: “Se es lo que se deja atrás”, como creo haberlo confirmado en mis pasos por foros como éste, leyendo las cosas que las gente piensa revelada en lo que ellos escriben.

En casi todo foro de entrada libre--mas que en cualquier otra parte--se concentran los extremos de los sentimientos humanos y los humanos sin sentimiento, protegidos todos por el anonimato democrático de la tecnología. Es parte del precio de nuestro progreso. Allí se pueden atravesar las huellas de algunos con extraordinaria alegría de vivir con las huellas de otros consumidos por el odio y la frustración; las del romántico con las del vanidoso y sin propósito; y las de la lógica rigurosa con las del delirio flirteando con la locura.

Estoy completamente convencido que unos dejan atrás aportes que algunos, sino todos, querrán conservar; los otros tambien dejaran sus huellas mostrando, inexorablemente, la pobreza de su condición humana antes de ser descartados a la basura, como esas perversas imágenes abandonadas en un placard.

Wednesday, August 27, 2008

¿Es el peor o es el mejor?


“Argentina, ¿el peor país del mundo?” escribió en un foro un tal Félix, “uno del montón” como tan apropiadamente él se llama a si mismo. Aunque claramente Félix tuvo menos interés en la imagen de su país que en promover su blog, los comentarios que siguieron fueron tan superficiales e insustanciales como su nota. Porque con un no muy bien disimulado aire de “imparcialidad periodística”, el auto-declarado periodista se despacha de entrada implícitamente categorizando a Haiti como “peor” y a Suecia como “mejor”…

No, no… no es que el hombre se haya equivocado, en la escala de calidad de vida, es indiscutible que Haiti esta muy por debajo de Suecia; lo curioso es que Félix, en su tuerta superficialidad intenta responsabilizar al periodismo de fabricar—o exagerar—la realidad de las miserias sociales Argentinas.

Hubo una excepción. En la superficie de ese mundo cebolla que habita Félix también respira y opina Cristian Delgado, quien sin ser periodista—o tal vez por eso mismo—no cree que "Argentina es un país de mierda"; en su disléxico discurso él declara estar convencido que “argentina es el mejor país del planeta, es la envida (sic) del mundo, lo que no esta funcionando es la gente, que esta haciendo todo para el orto".

En su superficialidad, Cristian Delgado parece ser más preciso que Félix, en que Argentina es un “país”[1] ocupado por una “nación”[2] de “gente, que esta haciendo todo para el orto". Por cierto, ¿Qué otra cosa que una persona puede corromper a otra?

La geografía tiene poco que ver con la calidad de las naciones que lo habitan, por lo superficial es difícil determinar que pueblo es mejor que otro. Mas frecuentemente, son los ocupantes quienes otorgan calidad a la geografía que ocupan.

Esto es Haiti…


Y esto es Suecia…

Hay ecos del HombreGris mirando hacia adentro de las oscuras y malolientes entrañas sociales argentinas entre las lamentaciones y acusaciones de una nación de miopes desde Félix el periodista hasta Cristian Delgado el opinador. El foro donde depositan sus opiniones es solo una sombra mas entre otras que reflejan a más de la mitad de un pueblo corrompido hasta su medula y encadenado a su desidia.

Ese foro como tantos otros, rejunta lo que antaño se reunía en algunas esquinas oscuras o en cafetines lleno de humo y olor a orina. La Internet ha igualado a la bestia ignorante con el filósofo de letrina, el científico fracasado y el aspirante a presidente; y le ha dado al cobarde un instrumento para descargar la amargura de sus fracasos sobre quienes envidia; así se igualan jóvenes y viejos, unidos todos por la misma fibra de sus vidas miserables. Es la Argentina. No hacen falta malos periodistas ni mal periodismo para destapar su negrura, ellos son también una parte de lo mismo.

Estoy en acuerdo con Cristian Delgado, pero solamente por casualidad y en lo aparente, porque Delgado no quiso decir lo parece que dijo, y hasta me atrevería a decir que ni él sabe lo que quiere decir—o el significado de lo que escribió. En otras palabras, creo que el país Argentina como territorio geográfico es comparable a otras bellas y fructíferas regiones del planeta, pero también creo que—con notables excepciones individuales—como nación es una miserable masa informe de egotistas mordiéndose unos a otros, consumidos en sus propios delirios de grandeza.

En la pausa, pienso en mi buena fortuna de estar tan tranquilo aquí, y tan distante de allá.
_____________
[1]“pais” en el sentido de territorio que forma una unidad geográfica.

[2]“nación” en el sentido de entidad jurídica y política formada por el conjunto de los habitantes de un país regido por el mismo gobierno que generalmente hablan un mismo idioma, tienen una tradición común y ocupan un mismo territorio.

Thursday, April 10, 2008

Un monumental homenaje al periodismo

Mañana Viernes, Abril 11, el Newseum reabre su ventana al mundo del periodismo desde Pennsylvania Avenue (Washington, DC), frente de la Galería Nacional de Arte y a unas pocas cuadras del Capitolio.

En su fachada, una gigantesca placa de mármol recuerda a los visitantes las palabras de la Primera Enmienda a la Constitución de los Estados Unidos: “El Congreso no hará ley alguna con respecto a la adopción de una religión o prohibiendo la libertad de culto; o que coarte la libertad de expresión o de la prensa, o el derecho del pueblo para reunirse pacíficamente, y para solicitar al gobierno la reparación de agravios.”

En su interior, el nuevo museo declara desde todos sus rincones y sin ambigüedades, la misión para el que fuera creado: ayudar al público y los medios de noticias a comprenderse mejor el uno con el otro, y a la vez reafirmar que la noticia es imprescindible para el funcionamiento de la democracia.

Yo conocí el Newseum en su inauguración original, mucho mas pequeño, asentado al otro lado del Potomac River, en Arlington. Conservo de entonces el video donde me veo experimentando como “anchorman” televisivo conduciendo las noticias de la noche…

El Newseum abre en tiempos difíciles para el periodismo, cuando los organismos de noticias tradicionales enfrentan en todas partes del mundo sus peores escándalos, con su supervivencia en riesgo, despidos masivos, recortes en los presupuestos publicitarios y un modelo empresario de periodismo dramáticamente alterado por nuevos medios alternativos como la Internet.

Hay mucho para ver en los siete niveles y 14 galerías del nuevo Newseum, una de las cuales recorre miles de años de historia en la búsqueda de noticias, de plagios, y de fraudes. Tiene también 15 salas de teatro, dos estudios de televisión, y una sala maestra de control que puede ser explorada y experimentada por los visitantes.

La Historia de la Noticia. Esta galería muestra la historia de la noticia,
de las muchas voces luchando para ser escuchadas, y de la gente y los instrumentos que la difunden.

En otra sala se exhiben miles de periódicos para examinar, cientos de primeras páginas y horas de emisiones noticiosas para observar; y miles de fotos ganadoras del Pulitzer Prize.

Los afortunados visitantes podrán además, ver un mural comparando la libertad de prensa alrededor del mundo; secciones del muro de Berlín, y los restos retorcidos de la antena de transmisión por radio del World Trade Center. Y como personalmente yo lo experimentara hace 10 años atrás, desde cualquiera de sus 48 cabinas interactivas computarizadas uno podrá meterse de lleno en una experiencia periodística como reportero o fotógrafo.

Bajo los Ojos del Mundo. ¡Noticia de último momento! ¿...puedes tú preparar a tiempo un reporte completo y preciso? La Sala de Redacción Interactiva ofrece a los visitantes la oportunidad de ensayar el rol de periodista reportero o fotógrafo/camarógrafo con todas las herramientas y métodos necesarios.

La juventud moderna—tanto como recientemente graduados periodistas que hoy obtienen todas sus noticias mediante Internet, se beneficiarán recorriendo la rica historia de la comunicación, y comprender que la comunicación es universal, aunque los métodos de intercambio y difusión continúen cambiando con los tiempos y nuevos avances tecnológicos.

Esta debería ser una parada obligada para turistas y estudiantes.

Tuesday, April 1, 2008

¿Hay algún placer en realizar actos bondadosos al azar y sin sentido?





“Caravana de la Bondad 2008” decía el titulo de la noticia presentando un artículo de María Elena Baca. (StarTribune.com, Minneapolis, St. Paul, MN)

“Los alumnos de Blaine High School”—continua la nota—“usan sus vacaciones de primavera para ‘pagar por adelantado’ beneficios a recibir en futuros actos de bondad.

“En vez de buscar el perfecto bronceado de piel o vegetar con videojuegos, 28 estudiantes secundarios usan parte de sus vacaciones jugando a las cartas con ancianos de un geriátrico, levantando basura de lugares públicos, y aprendiendo de primera mano los beneficios de dar.”

(Foto: By Marlin Levison, Star Tribune)

“En vez de buscar el perfecto bronceado de piel o vegetar con videojuegos, 28 estudiantes secundarios usan parte de sus vacaciones jugando a las cartas con ancianos de un geriátrico, levantando basura de lugares públicos, y aprendiendo de primera mano los beneficios de dar.”

Acostumbrado a las noticias diarias y los buitres humanos merodeando la Internet reportándonos constantemente sobre crueldades y actos de violencia sin sentido, ¿no se siente algún alivio en reportes como éste y el que sigue publicado en Glamour?

“Es un día de invierno en San Francisco. Una mujer en un auto Honda rojo, con un montón de regalos de Navidad amontonados en el asiento trasero, se arrima a la caseta de peaje del Bay Bridge: ‘Cobre por favor mi peaje y el de los seis autos detrás de mío,’ dice ella con una sonrisa, entregando siete boletos.

“Uno tras otro, los siguientes seis conductores arriban a la caseta de peaje, dinero en mano, sólo para ser informados que, ‘La señora que estaba adelante de usted ya pagó su peaje. Tenga un buen día."

“La mujer en el Honda, resultó ser, había leído algo en una tarjeta pegada con cinta adhesiva en el refrigerador de un amigo: ‘Practica un acto bondadosos al azar, y haz algo hermoso sin sentido.’ La expresión pareció saltar hacia ella, y la colocó como recordatorio en su auto.”

“Su marido Frank, maestro de escuela, colocó la frase en la pared a la vista de los alumnos, entre quienes se encontraban la hija de una periodista local. La periodista insertó la frase en el periódico, admitiendo hacerlo porque le había agradado, aunque no sabia de dónde provenía, o si tenia algún significado especial.”

“Días más tarde, escuchó a la niñera de sus hijas repetir la frase, sin precisar de donde la había aprendido.

“La bondad, aparentemente, puede construirse y crecer sobre si misma tanto como la violencia.” (Fuente: Glamour)

La expresión tomo vida propia y comenzó a expandirse en calcomanías de parachoques, en graffiti sobre paredes, en pie de cartas y mensajes de email.

Sin darme cuenta y sin intentarlo, creo que la idea llego a penetrarme subrepticiamente... Mientras extendía el billete para pagar MI peaje, a miles de millas de distancia de la mujer del Honda rojo y mucho tiempo después, en viaje de reunión navideña con mi hija, familiares y amigos, dándome el cambio la empleada me saluda con un "¡que tenga muy felices fiestas!"

Con una mezcla de humor y sarcasmo respondí "¿...que te tiene aquí a esta hora en vez de estar con tu familia?"

"No tengo familia, estoy reemplazando a alguien que si la tiene" me dijo.

Instintivamente y sin reflexionar, escribí la dirección de mi hija detrás de mi tarjeta y se la alcance al tiempo que le preguntaba, "¿A que hora termina tu turno?"

--"A las 23:30..."

--"...entonces te esperamos..."

Dicen que no se puede sonreír sin que uno se alegre un poco--creo que de la misma forma uno no puede realizar un acto bondadoso al azar sin sentir un pequeño alivio de nuestros propios pesares, aunque sea solamente porque el mundo haya mejorado nada mas que un poquitito!



Saturday, February 16, 2008

Nuestro Progreso Humano

Nuestro Progreso Humano: II. El Precio del Progreso
Para Francis Bacon, el más prominente entre los arquitectos del Renacimiento, la naciente idea del progreso humano estuvo hasta entonces confundida con un pensamiento teológico cautivo en la visión de decadencia de los pensadores clásicos. Liberada de la influencia de los pensadores clásicos, y con el conocimiento empírico en lugar de la especulación metafísica, una nueva visión del hombre se hizo aparente, conquistando la naturaleza para aliviar y mejorar la condición humana.

Tan solo con la anónima innovación tecnológica de la brújula—observó Bacon—se logró avanzar mas que con toda la especulativa filosofía de los antiguos.
No hay duda que con la simplicidad de la brújula pudo expandirse el horizonte de las actividades humanas, y fomentar la industria naviera y el crecimiento económico, pero hay una gran y substancial diferencia entre el hecho observable del progreso económico como resultado del avance tecnológico, y el concepto de progreso humano como un estadio de mayor felicidad y justicia. Esta es una diferencia que tanto Bacon en el siglo XVII como Condolezza Rice en el siglo XXI parecieron ignorar.
El siglo XX no fue propicio para los creyentes en la inevitabilidad histórica del progreso. Entre la primera Guerra Mundial, pasando por el derrumbe de la Unión Soviética y el comunismo, hasta la combinada atrocidad del terrorismo jihadista con la guerra de Irak, el mundo occidental fue conmovido hasta sus raíces por los mas crueles eventos de la historia.
La era del progreso tecnológico Baconiano construyo las armas con las que los nacionalismos, colonialismos, comunismos, y fascismos transformarían Europa, Rusia y Asia en un doloroso y monumental osario; la era del progreso económico de Condolezza Rice construiría las que devastarían África y el Lejano y Medio Oriente.
“Aunque el dogma del progreso ha mantenido un status magistral durante la mayor parte de la historia de occidente—escribió Robert Nisbet en “Historia de la Idea de Progreso” (1980)—“es obvio que ha caído a su mas bajo nivel en este siglo [XX].”
Desde que Nisbet declaró su pronóstico, todo parece indicar que el progreso humano ha continuado en su carrera descendente, aun frente a las masivas protestas que a diario contemplamos en diferentes partes de nuestro mundo, lado a lado con el veloz avance de nuevas tecnologías.
Si creemos que nuestra civilización puede, y debe, avanzar hacia un mejor futuro, entonces el ideal del progreso debe ser reanimado y reconstruido, y ya hay indicios que tal reconstrucción ha comenzado.
Redefining Progress Org. por ejemplo, ha desarrollado un método alternativo al Producto Nacional Bruto para evaluar innovaciones y progreso, al que llamo Genuine Progress Indicator-GPI [Índice de Progreso Genuino], diseñado para medir las cosas de mayor valor para la mayoría de la gente, tales como salud, seguridad, medio ambiente, voluntarismo y educación superior. (Redefining Progress Org. desarrolla políticas de innovación tecnológica orientadas a equilibrar el bienestar económico, la preservación del medio ambiente, y la justicia social.)
El GPI es uno de los primeros instrumentos alternativos al PNB usado por la comunidad científica para evaluar y comparar el avance tecnológico en relación al progreso humano. Como el PNB y el GPI son medidos en términos monetarios, ambos pueden ser comparados en la misma escala, incluyendo:
--Distribución de las Ganancias
--Trabajos domésticos, voluntarismo y educación superior
--Crimen
--Agotamiento de los recursos naturales
--Polución
--Daños ambientales de largo plazo
--Cambios en la disponibilidad de tiempos de esparcimiento
--Gastos de prevención y defensa personal (gastos en servicios médicos, medicinas, seguros, control ambiental, etc.)
--Expectativa de vida útil de artículos de consumo y gasto público
--Dependencia de capitales extranjeros.
Como propone el historiador Ronald Wright, debemos ir mas allá de la fe ciega en la inevitabilidad del progreso para solucionar nuestros males sociales, y poner mas énfasis en el progreso ético. “El mito del progreso nos ha servido bien—especialmente a quienes nos a permitido sentarnos en las mesas mejor servidas—y puede muy bien continuar haciéndolo. Pero yo sostengo que también puede resultarnos peligroso. El progreso tiene una lógica interna que puede transportarnos mas allá de la lógica hacia la catástrofe.” (Ronald Wright en Talk of the Town, The University of British Columbia, Vancouver, BC Canada)

Wednesday, January 23, 2008

Nuestro Progreso Humano: I. ¿Realidad o Deseo?

Nuestro Progreso Humano: I. ¿Realidad o Deseo?

Con el discurso de apertura de Condolezza Rice en Davos frente al escepticismo mundial acerca de su confianza en que los Estados Unidos “continuarán siendo el motor del crecimiento económico” del mundo, reaparece una antigua controversia que ha preocupado por siglos a la mayoría de la gente.

¿Es el progreso humano una realidad, o solo una expresión de deseo?








La idea de “progreso” parece ser central y omnipresente en todas nuestras discusiones y acciones, y todos podríamos, en mi opinión, acordar que “progreso” significa ir hacia delante, avanzar, perfeccionarce. (Del latín Progressus. RAE). Pero, ¿cuanto acuerdo existe sobre el significado de avanzar hacia el perfeccionamiento? A travez de los tiempos ese “avance” hacia la perfeccion ha variado de significado desde un sublime perfeccionamiento espiritual hasta el mas absoluto perfeccionamiento físico y material.

Donde no hay consenso es en la apreciación de progreso, ¿Está la humanidad realmente progresando, o meramente expectante de su ocurrencia? ¿No estará nuestra civilización en franco proceso de regresión

Si el concepto de progreso significa que la civilización ha avanzado y continuará avanzando en el futuro en la dirección deseable, ¿no deberíamos saber con cierta precisión cual es el punto a donde se dirige? En esto también existe consenso, al menos en imaginar nuestro entorno social en un estado de desarrollo donde todos los habitantes puedan gozar de una existencia feliz.

Contrario a la opinión popular, el concepto de progreso es una idea relativamente nueva, y casi exclusiva de la cultura occidental. Hasta donde yo se, no existen indicios que las sociedades primitivas tuviesen idea ni imaginación alguna sobre la estructura de una civilización organizada. Podríamos decir que el hombre primitivo no tenía concepción de progreso o desarrollo en el sentido contemporáneo del término.

Aunque el hombre primitivo no careció de la aptitud para apreciar cambios con el paso del tiempo, el proceso histórico para ellos era no más que un recital de significados sagrados dentro de una percepción cíclica opuesta a la percepción linear del correr del tiempo. Ellos no poseían sensibilidad histórica, ni concepción secular del ideal de progreso social.

Los primeros indicios de la idea de progreso se la debemos a los griegos, quienes reconocieron el avance gradual de la humanidad desde su primitivo salvajismo hacia un estado de organización civilizada. Su concepción sin embargo, estaba plagada de dificultades debidas a sus teorías de degeneración y regeneración cíclicas de la raza humana, ellos creían estar viviendo un periodo de inevitable degeneración y decadencia como ya estaba prescripto en la naturaleza del universo.

Así pasa del mundo primitivo a la Edad Media la idea de progreso, transformada por el Cristianismo en un movimiento histórico que aseguraba la felicidad de solo una porción de la humanidad, y no en este mundo, sino en el otro. Recién después de mas de trescientos años--atravesando un periodo de inusitado progreso real sin que fuera reconocido como tal--pudo el mundo occidental cambiar su mentalidad medieval por la mentalidad moderna, con el Renacimiento re-estableciendo la confianza en la razón humana y reconociendo que la existencia en este mundo tenia un valor independiente de los temores o esperanzas de vida después de la muerte.

Pero no fue sino hasta los años finales del Renacimiento que el hombre se vio como arquitecto de su destino afirmado su posición en el universo. “El mundo esta lleno de sabios, maestros, grandes bibliotecas…” escribe Gargantúa a su hijo Pantagruel(1) con un nuevo optimismo renacentista.

De las ideas seminales del Renacimiento evolucionan dos distintivas y radicalmente opuestas ideas de progreso: una con el ideal socialista, y la otra con el ideal liberal.

En el ideario socialista el progreso humano ocurría en un sistema cerrado donde todo esta determinado y el feliz destino final a la vista y al alcance de todos. Allí, el individuo era una pieza mas en una maquina bien lubricada trabajando eficientemente bajo la autoridad del Estado.

En el ideario liberal el hombre progresaba hacia un estado de felicidad con dstino final desconocido, en un ascenso indefinido hacia el futuro, moviéndose a su voluntad y riesgo.

Para el primero el incentivo era la igualdad, para el segundo la libertad.

Ahora, ¿Hemos realmente progresado, o solo hemos estado viviendo una ilusión?

Sigue: Nuestro Progreso Humano--II. El Precio del Progreso.

Friday, January 18, 2008

Deshonestidad por… ¿ignorancia, estupidez, impotencia o designio?

“El lenguaje esconde y a la vez revela el carácter de los hombres.” --Dionisio Catón






En el mundo de habla española le llaman “lenguaje ambiguo, de términos engañosos”; los italianos le conocen como “acrobazie verbali”; en el idioma Inglés es llamado “doublespeak”.

Pero en todos los idiomas, esta expresión describe el uso del lenguaje con intención de engañar.

El lenguaje ambiguo—llamémosle L.A. que suena mejor que “hablar al pedo con intención de engañar”—de uso corriente en discusiones sobre asuntos políticos, económicos y sociales, es particularmente apto para confundir usando palabras grandilocuentes, referencias improbables, insinuaciones infundadas, y construcciones sintácticas absurdas para ofuscar la comprensión del que escucha—o del que lee en nuestro caso.

Todo charlatán fullero conoce bien—y aprovecha bien—la tendencia del individuo ingenuo y conformista a aceptar sin discusión lo que él supone que su inteligencia debería aprehender. Uno de los primeros sketches del programa Candid Camera (creado por Allen Funt en 1947(1) y replicada en español como Cámara Sorpresa), ilustra esta dinámica con un discursante que sin expresar siquiera una sola frase con sentido, encuentra la aprobación y aplausos de parte de la audiencia.

En una no intencionada parodia de esta ya común estratagema de nuestros modernos charlatanes, el popular “rapero” panameño Rodney Clark El Chombo, ilustra graciosamente esta característica de algunos conocidos discursantes internéticos.

http://video.google.com/videoplay?docid=2120659111755287021

En el discurso L.A., las palabras parecen decir algo importante, pero no se sabe lo que “ese algo” es.

El L.A. es una trampa como la del sastre de la fabula “El traje nuevo del emperador”(2). Suena bastante como buen español, y cuenta para consumar su engaño, con la preocupación que tiene el hombre inseguro de que todo el mundo comprenda lo que se le escapa a él.

Este tipo de declaraciones sin sentido carecen de la sustancia argumental con la que se pueda consentir o disentir. Desde el punto de vista lógico son simples falacias— Ignoratio elenchi; Non sequitur; o Defensa Chewbacca para los entusiastas de la serie animada South Park—que destruyen la validez de cualquier argumento, ya que sus premisas son imposibles de confirmar o desvirtuar. ¿Quién puede—por ejemplo—ofrecer un argumento válido contra un supuesto mandato divino?

La falacia Ignoratio elenchi se comete cuando un razonamiento que se supone dirigido a establecer una conclusión particular es usado para probar una conclusión diferente.

Por ejemplo: Si en un juicio, el fiscal trata de probar la culpabilidad del acusado de asesinato de un niño, pero no a través de pruebas, sino tratando de explicar lo horrible de la muerte de un hijo. De esta manera se tratara de despertar un estado emocional en el jurado, para que se lo culpe por el horror del crimen, y no por si es realmente culpable.

Frente a estos seudo-argumentos uno se enfrenta con el dilema—si es que uno decide responderlo—de considerarlo deshonesto por ignorancia, estupidez, impotencia o designio, porque no existe ninguna otra posibilidad.

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(1) Actualmente parte de los archivos del Departamento de Psicología de Cornell University.

(2) El Traje Nuevo del Emperador. Por Hans Christian Andersen

Hace de esto muchos años, había un Emperador tan aficionado a los trajes nuevos, que gastaba todas sus rentas en vestir con la máxima elegancia.

No se interesaba por sus soldados ni por el teatro, ni le gustaba salir de paseo por el campo, a menos que fuera para lucir sus trajes nuevos. Tenía un vestido distinto para cada hora del día, y de la misma manera que se dice de un rey: “Está en el Consejo”, de nuestro hombre se decía: “El Emperador está en el vestuario”.

La ciudad en que vivía el Emperador era muy alegre y bulliciosa. Todos los días llegaban a ella muchísimos extranjeros, y una vez se presentaron dos truhanes que se hacían pasar por tejedores, asegurando que sabían tejer las más maravillosas telas. No solamente los colores y los dibujos eran hermosísimos, sino que las prendas con ellas confeccionadas poseían la milagrosa virtud de ser invisibles a toda persona que no fuera apta para su cargo o que fuera irremediablemente estúpida.

— ¡Deben ser vestidos magníficos! -pensó el Emperador-. Si los tuviese, podría averiguar qué funcionarios del reino son ineptos para el cargo que ocupan. Podría distinguir entre los inteligentes y los tontos. Nada, que se pongan enseguida a tejer la tela-. Y mandó abonar a los dos pícaros un buen adelanto en metálico, para que pusieran manos a la obra cuanto antes.

Ellos montaron un telar y simularon que trabajaban; pero no tenían nada en la máquina. A pesar de ello, se hicieron suministrar las sedas más finas y el oro de mejor calidad, que se embolsaron bonitamente, mientras seguían haciendo como que trabajaban en los telares vacíos hasta muy entrada la noche.

«Me gustaría saber si avanzan con la tela»-, pensó el Emperador. Pero había una cuestión que lo tenía un tanto cohibido, a saber, que un hombre que fuera estúpido o inepto para su cargo no podría ver lo que estaban tejiendo. No es que temiera por sí mismo; sobre este punto estaba tranquilo; pero, por si acaso, prefería enviar primero a otro, para cerciorarse de cómo andaban las cosas. Todos los habitantes de la ciudad estaban informados de la particular virtud de aquella tela, y todos estaban impacientes por ver hasta qué punto su vecino era estúpido o incapaz.

«Enviaré a mi viejo ministro a que visite a los tejedores -pensó el Emperador-. Es un hombre honrado y el más indicado para juzgar de las cualidades de la tela, pues tiene talento, y no hay quien desempeñe el cargo como él».

El viejo y digno ministro se presentó, pues, en la sala ocupada por los dos embaucadores, los cuales seguían trabajando en los telares vacíos. «¡Dios nos ampare! -pensó el ministro para sus adentros, abriendo unos ojos como naranjas-. ¡Pero si no veo nada!». Sin embargo, no soltó palabra.

Los dos fulleros le rogaron que se acercase le preguntaron si no encontraba magníficos el color y el dibujo. Le señalaban el telar vacío, y el pobre hombre seguía con los ojos desencajados, pero sin ver nada, puesto que nada había. «¡Dios santo! -pensó-. ¿Seré tonto acaso? Jamás lo hubiera creído, y nadie tiene que saberlo. ¿Es posible que sea inútil para el cargo? No, desde luego no puedo decir que no he visto la tela».

— ¿Qué? ¿No dice Vuecencia nada del tejido? -preguntó uno de los tejedores.

— ¡Oh, precioso, maravilloso! -respondió el viejo ministro mirando a través de los lentes-. ¡Qué dibujo y qué colores! Desde luego, diré al Emperador que me ha gustado extraordinariamente.

— Nos da una buena alegría -respondieron los dos tejedores, dándole los nombres de los colores y describiéndole el raro dibujo. El viejo tuvo buen cuidado de quedarse las explicaciones en la memoria para poder repetirlas al Emperador; y así lo hizo.

Los estafadores pidieron entonces más dinero, seda y oro, ya que lo necesitaban para seguir tejiendo. Todo fue a parar a su bolsillo, pues ni una hebra se empleó en el telar, y ellos continuaron, como antes, trabajando en las máquinas vacías.

Poco después el Emperador envió a otro funcionario de su confianza a inspeccionar el estado de la tela e informarse de si quedaría pronto lista. Al segundo le ocurrió lo que al primero; miró y miró, pero como en el telar no había nada, nada pudo ver.

— ¿Verdad que es una tela bonita? -preguntaron los dos tramposos, señalando y explicando el precioso dibujo que no existía.

«Yo no soy tonto -pensó el hombre-, y el empleo que tengo no lo suelto. Sería muy fastidioso. Es preciso que nadie se dé cuenta». Y se deshizo en alabanzas de la tela que no veía, y ponderó su entusiasmo por aquellos hermosos colores y aquel soberbio dibujo.

— ¡Es digno de admiración! -dijo al Emperador.

Todos los moradores de la capital hablaban de la magnífica tela, tanto, que el Emperador quiso verla con sus propios ojos antes de que la sacasen del telar. Seguido de una multitud de personajes escogidos, entre los cuales figuraban los dos probos funcionarios de marras, se encaminó a la casa donde paraban los pícaros, los cuales continuaban tejiendo con todas sus fuerzas, aunque sin hebras ni hilados.

— ¿Verdad que es admirable? -preguntaron los dos honrados dignatarios-. Fíjese Vuestra Majestad en estos colores y estos dibujos - y señalaban el telar vacío, creyendo que los demás veían la tela.

«¡Cómo! -pensó el Emperador-. ¡Yo no veo nada! ¡Esto es terrible! ¿Seré tan tonto? ¿Acaso no sirvo para emperador? Sería espantoso».

— ¡Oh, sí, es muy bonita! -dijo-. Me gusta, la apruebo-. Y con un gesto de agrado miraba el telar vacío; no quería confesar que no veía nada.

Todos los componentes de su séquito miraban y remiraban, pero ninguno sacaba nada en limpio; no obstante, todo era exclamar, como el Emperador: - ¡oh, qué bonito! -, y le aconsejaron que estrenase los vestidos confeccionados con aquella tela, en la procesión que debía celebrarse próximamente. - ¡Es preciosa, elegantísima, estupenda! - corría de boca en boca, y todo el mundo parecía extasiado con ella.

El Emperador concedió una condecoración a cada uno de los dos bellacos para que se la prendieran en el ojal, y los nombró tejedores imperiales.

Durante toda la noche que precedió al día de la fiesta, los dos embaucadores estuvieron levantados, con dieciséis lámparas encendidas, para que la gente viese que trabajaban activamente en la confección de los nuevos vestidos del Soberano. Simularon quitar la tela del telar, cortarla con grandes tijeras y coserla con agujas sin hebra; finalmente, dijeron: - ¡Por fin, el vestido está listo!

Llegó el Emperador en compañía de sus caballeros principales, y los dos truhanes, levantando los brazos como si sostuviesen algo, dijeron:

— Esto son los pantalones. Ahí está la casaca. - Aquí tenéis el manto... Las prendas son ligeras como si fuesen de telaraña; uno creería no llevar nada sobre el cuerpo, mas precisamente esto es lo bueno de la tela.

— ¡Sí! - asintieron todos los cortesanos, a pesar de que no veían nada, pues nada había.

— ¿Quiere dignarse Vuestra Majestad quitarse el traje que lleva -dijeron los dos bribones- para que podamos vestiros el nuevo delante del espejo?

Quitóse el Emperador sus prendas, y los dos simularon ponerle las diversas piezas del vestido nuevo, que pretendían haber terminado poco antes. Y cogiendo al Emperador por la cintura, hicieron como si le atasen algo, la cola seguramente; y el Monarca todo era dar vueltas ante el espejo.

— ¡Dios, y qué bien le sienta, le va estupendamente! -exclamaban todos-. ¡Vaya dibujo y vaya colores! ¡Es un traje precioso! - El palio bajo el cual irá Vuestra Majestad durante la procesión, aguarda ya en la calle - anunció el maestro de Ceremonias.

— Muy bien, estoy a punto -dijo el Emperador-. ¿Verdad que me sienta bien? - y volvióse una vez más de cara al espejo, para que todos creyeran que veía el vestido.

Los ayudas de cámara encargados de sostener la cola bajaron las manos al suelo como para levantarla, y avanzaron con ademán de sostener algo en el aire; por nada del mundo hubieran confesado que no veían nada. Y de este modo echó a andar el Emperador bajo el magnífico palio, mientras el gentío, desde la calle y las ventanas, decían: — ¡Qué preciosos son los vestidos nuevos del Emperador! ¡Qué magnífica cola! ¡Qué hermoso es todo!-. Nadie permitía que los demás se diesen cuenta de que nada veía, para no ser tenido por incapaz en su cargo o por estúpido. Ningún traje del Monarca había tenido tanto éxito como aquél.

— ¡Pero si no lleva nada! -exclamó de pronto un niño. - ¡Dios bendito, escuchad la voz de la inocencia! - dijo su padre; y todo el mundo se fue repitiendo al oído lo que acababa de decir el pequeño.

—¡No lleva nada; es un chiquillo el que dice que no lleva nada!

—¡Pero si no lleva nada! -gritó, al fin, el pueblo entero. Aquello inquietó al Emperador, pues barruntaba que el pueblo tenía razón; mas pensó: «Hay que aguantar hasta el fin». Y siguió más altivo que antes; y los ayudas de cámara continuaron sosteniendo la inexistente cola.

Saturday, January 12, 2008

Detrás de cada odio una envidia



El hombre es odiado al ser percibido como malo; y es envidiado al ser percibido como feliz.

–Plutarco. Odio y Envidia; Obras Morales y de Costumbres.


El odio y la envidia—observó el antiguo historiador-filósofo griego—son pasiones tan similares entre si, que a menudo son confundidas la una con la otra, aunque, como mas tarde afirmara Tomas Aquinas, el mas maligno de los sentimientos no es el odio, sino la envidia que lo alimenta: “envidia est mater odii, primo ad proximum”.

¿Quién no ha sentido alguna vez cierta molestia o desasosiego por el éxito, el confort o la serenidad de otras personas? ¿Quién no ha sentido cierto malestar alguna vez al ver lo que otras personas consiguen, disfrutan, o expresan? Eso es sufrir de envidia, una obsesión que impide sentir alegría y mostrar satisfacción por los éxitos y el bienestar ajenos.

Llevada a su estado patológico, la envidia se convierte en una explosiva mixtura de emociones, catalizada por la concientización de alguna carencia propia, resultado de la comparación desfavorable del propio ser con los demás, sus éxitos, sus reputaciones, sus cualidades, sus posesiones, sus suertes, o sus estilos de vida. La envidia es desdicha y humillación; una furia impotente y tortuosa, que se desliza hacia ninguna parte.

Todos los esfuerzos del envidioso para liberarse de su auto-impuesto purgatorio lo conducen a menudo a atacar a la persona u objeto que percibe como la causa de su frustración. Fue la envidia lo que impulsó a Caín a matar a su hermano; y a la Reina a envenenar a Blancanieves.

“El envidioso no puede emprender o atender sus propios asuntos porque su mirada está puesta en compararse con otro a quien secretamente considera dichoso.”—escribe la licenciada en Psicología Iris Pugliese. “Y como supone que éste está gozando injustamente de una mejor situación, siente que el otro es quien lo priva de lo deseado. En tal circunstancia sufre y odia a la vez al supuesto competidor; pierde su creatividad y su impulso para emprender cambios personales que le posibilitarían el acceso al anhelado éxito o felicidad”.

Todos alguna vez habrán observado personas con sentimientos de envidia, eso que los alemanes llaman “futterneid”, como habrán también reconocido esa inclinación primal a disfrutar por la desgracia ajena—el “schadenfreude”—es el “futterneid” alimentando al “schadenfreude” en un vicioso círculo sin fin.

El periódico Der Sturmer de Julius Streicher--famoso por sus tiras cómicas mostrando judíos como seres infrahumanos—en una edición de 1934, elogia al Ministro de Cultura Nazi por destituir maestros judíos de las escuelas alemanas. Streicher fue juzgado en Nuremberg por crímenes contra la humanidad, condenado a muerte. Fue colgado en 1946.


Tal vez no fuera coincidencia que los alemanes tengan tantas palabras para describir las mas mezquinas emociones humanas, ya que el lenguaje refleja siempre las ansiedades ocultas del que lo usa. (Nótese el extraordinario número de sinónimos de “tonto” y Empobrecida y dividida, Alemania era el terreno ideal para albergar resentimientos y envidia contra sus vecinos, al verse rezagados en el proceso de unificación e industrialización. Pero esta nota no es sobre Alemania, sino sobre la envidia, ese sentimiento que Tomas Aquinas definió como la “tristeza por el bienestar de otros”. O, en las palabras de Jeremy Bentham, “La envidia y los celos no son vicios, sino penas”, señalando que siempre sufre más el envidioso que el envidiado.

El envidioso es una persona de alguna manera próxima al provocador de su padecimiento, es decir, próxima en espacio, condición, o relación. No se puede envidiar a un Bill Gates, pero sí al carnicero del barrio que está prosperando. Y si el carnicero fuera victima de un atentado terrorista o accidente, se consolará pensando que ahora podrá andar mas satisfecho por la vida. La gran desigualdad le provoca admiración, mientras que la pequeña desigualdad le provoca envidia y odio.

Como casi nunca el envidioso puede destruir a la persona o al objeto envidiado, y, además, no puede soportar la idea de que le sobrevivan las personas afortunadas, dirige contra sí mismo la otra parte de ese odio agresivo: no sólo quiere destruir al otro, sino destruirse a sí mismo; el envidioso es un ser autodestructivo cuyo lema pareciera ser “¡prefiero morirme antes que verte feliz!”. Es de esa fibra masoquista que nace la expresión “se muere de envidia”.

Con su conocida precisión, los griegos representaban la envidia con la imagen de Hidra, una mujer con la cabeza erizada de serpientes y la mirada torcida y sombría. Su extraña mirada, sobre el fondo cetrino de su rostro, tiene su explicación fisiológica, pues en el acto de envidiar el cuerpo sufre una acción cardiovascular constrictiva que produce lesiones viscerales microscópicas, dificultando la irrigación sanguínea normal, lo que da el sentido a la conocida expresión popular “Esta verde de envidia”. La cabeza coronada de serpientes era símbolo de la perversidad de sus ideas; en cada mano llevaba un reptil: uno que inoculaba el veneno a la gente; el otro mordiéndose la cola, simbolizando con ello el daño que el envidioso se hace a sí mismo.

Cuando el ser atrapado por la envidia y el odio fracasa en encontrar el camino de su liberación, inevitablemente será su reptil extensión el instrumento de su oscuro final. Porque a través de la historia, a través de creencias, mitos y realidades, siempre la virtud se elevó sobre el vivio humano, como los descendientes de Caín sobre su padre; como Ariel sobre Calibán.

Ilustración:
La muerte de Abel, Gustave Doré


Wednesday, January 9, 2008

“y fui en busca de un hombre sabio..."

El Mapamundi Hereford muestra la visión medieval de un mundo plano. Hereford Catedral.

“ y fui en busca de un hombre sabio...

“y fui en busca de un hombre sabio, primero entre los políticos; después entre los filósofos; y lo que encontré fue que tenia una ventaja sobre ellos, porque yo no tenia presunción de lo que sabia. (…) los artesanos tenían, si, algunos conocimientos reales; pero también creían saber sobre cosas que estaban mas allá y por encima de ellos (…) esta búsqueda me trajo muchos enemigos y trajo muchos odios…”—Sócrates.

Al comienzo de su carrera después de la exitosa presentación de la serie televisiva “Raíces”, el conocido actor/director LeVar Burton tomó la causa de una población africana en Guyana que desde el siglo XVII vivía aislada de las sociedades modernas. Estos descendientes de esclavos negros que pudieron escapar el destino establecido por sus traficantes, conocidos como “Maroons” (Cimarrón en español), habían logrado sobrevivir por siglos en la semi-impenetrable jungla Guyanesa, conservando fielmente sus tradiciones africanas y evitando el contacto con el mundo “civilizado” que pretendía disponer de sus destinos.

Aunque el heroísmo de estas comunidades en desafiar la autoridad blanca—como prueba viviente de una consciencia de esclavo que se resiste a ser manipulado por como es “definido” por el hombre blanco—merece una narración aparte y ser conocida por todos, esta no es una historia sobre ellos, sino sobre un muy común aspecto de la ignorancia, y su otra forma: el conocimiento pretendido.

La libertad que el prolongado aislamiento había dado a los Maroons no fue gratuito y sin consecuencias, enfermedades, merma en recursos naturales de alimentación y estancamiento amenazaban la continuidad de su existencia, y LeVar Burton decidió ayudarlos.

El mismo LeVar narra su emotiva experiencia de los primeros encuentros, entre los que una anécdota en particular fue la inspiración para esta nota.

El extraordinario arribo del moderno y civilizado negro afro-americano LeVar conmocionó la comunidad Maroon, que no descansaba en su interrogatorio sobre el pueblo, las costumbres y la geografía del lugar de donde él provenía, que en ese momento era la ciudad de Chicago. Un punto sumamente problemático—cuenta LeVar—fue la descripción del invierno en su ciudad: la nieve, y el agua helada en ríos y lagos.

Fue en este punto que su credibilidad se vio en peligro, ya que estas inocentes criaturas no podían asimilar algo tan extraño y tan incompatible con sus experiencias como el agua cristalizado por el frío.

Naturalmente, los ancianos de la tribu con toda su sabiduría tejieron cuanta especulación les era posible para tratar de comprender, no como el agua podía solidificarse, sino porque este supuesto e inesperado benefactor con su mismo color de piel intentaba engañarlos con el cuento del agua "dura".

Eventualmente, con fotografías y con verdaderos trozos de hielo, LeVar pudo convencer a sus protegidos de la veracidad de sus descripciones e intenciones.

A través del tiempo yo he escuchado y leído una infinidad de explicaciones para justificar la resistencia a evidencias fácticas y al razonamiento crítico; yo me he encontrado con un profetizado hombre gris, el 3ª Caballero, pronósticos de revoluciones en gestación, verdades por revelaciones introspectivas, pseudo-científicos, erróneas-bien intencionadas formulaciones karmáticas, y hasta últimamente en su último bastión, la Fe.

La reacción de los ancianos Maroons—como las de los actuales pseudos-científicos “resistidores”—frente a lo desconocido tiene un nombre: Disonancia cognoscitiva.

Quedar atrapado en las tinieblas de disonancias cognoscitivas es excusable en personas incomunicadas con el mundo en evolución y fuera del alcance de información; pero completamente inexcusable en individuos y sociedades que gozan de libertades y acceso total a los beneficios de la educación y el flujo constante y actualizado de información.

Estudiando este fenómeno, León Festinger explica la “teoría de disonancia cognoscitiva” en su libro “Cuando Fallan las Profecías” (1956). Festinger escribe:

“Un hombre bajo una convicción es difícil de cambiar. Dígale que usted difiere de él y le dará la espalda. Muéstrele los hechos o evidencias y él cuestionará sus fuentes. Apele entonces a la lógica y él no verá su punto.

“Nosotros todos hemos experimentado la futilidad de intentar cambiar una fuerte convicción, sobre todo si la persona convencida tiene algunas inversiones en su creencia. Nosotros estamos familiarizados con la diversidad de ingeniosas defensas con que las personas protegen sus convicciones, tratando de mantenerlas indemne a través de los ataques mas devastadores.”

“Pero el recurso del hombre va más allá que proteger simplemente una creencia. ¿Suponga que un individuo cree algo con todo su corazón; suponga aun más allá, que él tiene un compromiso con esta creencia, que él ya ha tomado acciones que son irrevocables debido a esta; finalmente, suponga que a él se le presenta evidencia, evidencia que es inequívoca e innegable, de que su creencia está equivocada: ¿Qué pasará? El individuo frecuentemente emergerá, no sólo inalterado, pero aun más convencido de la verdad en sus creencias de lo que antes estaba. De hecho, él puede mostrar un nuevo fervor e incluso tratando de convencer y convertir a las otras personas sobre este punto de vista.”

Para nada placentera, la disonancia cognoscitiva es la ansiedad que se produce cuando aparecen evidencias contrarias a lo que se cree, lo que se decide, o lo que se hace.

La gente generalmente, tiende a reaccionar inconscientemente para reducir tal disonancia buscando recuperar su equilibrio. Investigaciones recientes demuestran que la disonancia puede ser un obstáculo serio para tomar decisiones correctas, ya que se produce un mecanismo curioso: el que la padece se aferra a su primera decisión y elude, minimiza o manipula todo lo que la niega, para reducir el conflicto interno y su disonancia. ¿No han visto ustedes con cuanto ardor se resiste a las evidencias lógicas e históricas?

En “Porque Fracasan los Ejecutivos Inteligentes”, Sydney Finkelstein describe los “negocios zombies”, esas empresas que fracasan porque sistemáticamente evitar asimilar toda información que contradiga su visión de la realidad.

Así es como individuos, organizaciones, y hasta naciones enteras, encuentran gratificaciones ilusorias y temporarias.

El mecanismo de escape tiene también un nombre: “disponibilidad heurística” —un sesgo de apreciación con el que se confunde una probabilidad con lo imaginable—que tiende a reducir la probabilidad relativa del riesgo de lo que no se quiere considerar.

Yo imagino la frustración de LeVar frente a la resistencia de quienes eligió para compartir su buena fortuna y sus experiencias; y al tiempo que admiro su tolerante persistencia, no puedo dejar de sentir algo de pena por quienes teniendo las ventajas ausentes en tan remotas y apartadas tierras, deciden permanecer hamacándose en la conformidad de su ignorancia enmascarada con una delgada pretensión de sabiduría.

Tuesday, January 8, 2008

Lecciones del Enemigo

Lecciones del Enemigo

No. No es de MI enemigo… Es del enemigo por muchos percibido.

Cuando se habla del “enemigo”, lo que se tiene en mente es la gente que nos disgusta, o la gente que directamente no gusta de nosotros, aquellos que por obvias, y a veces ocultas razones, todo lo que dicen y hacen es para nuestro perjuicio.

En esta tan incompatible relación, ¿hay algo que se pueda aprender del enemigo?

Una de las primeras reacciones que uno escucha es “¡Por cierto! Se aprende lo que NO SE DEBE HACER”.

No hay ninguna objeción a esta respuesta. Pero la realidad es que con demasiada frecuencia, uno solamente refleja con injustificada convicción, lo que creemos nuestro (percibido) enemigo intenta hacer con nosotros.

Ramses aplastando a sus enemigos.

¿Dónde Esta Mi Enemigo?

Desde una habitación contigua a la de los chicos que se entretenían mirando el filme “Enemigo Mío”, yo espiaba intermitentemente el desarrollo del drama mientras atendía a mis invitados.

El tema del filme—musicalizado por Maurice Jarre--quedó rondando mis pensamientos hasta que volví a quedar solo, y en esa sucesión de asociaciones que a veces ocurre, recordé otro filme con la misma trama: “Infierno en el Pacifico”, en el que dos enemigos abandonados en una isla deshabitada del Pacifico, deben aceptar sus diferencias y trabajar juntos para sobrevivir, a pesar que sus países estaban en guerra.

Las repetidas denostaciones a Estados Unidos y a la filosofía “laissez faire” capitalista que se supone en las actitudes de su pueblo y las acciones de su gobierno (debo aclarar que esta no es una nota con argumentos para desvirtuarlas) se sumó a la cadena de asociaciones, arrastrando con ellas el extraordinario fenómeno de la actual campaña electoral en este país mientras sostiene una guerra impopular e injustificada.

¿Había al fin llegado ese día que nunca llegaría? Un negro ganó por primera vez en la historia un importante arranque inicial en las primarias y se sitúa, también por primera vez, como el más serio candidato a convertirse en el próximo presidente de EE UU. "En este decisivo momento de nuestra historia", declaró Barak Obama a sus seguidores, "ustedes han permitido que ocurra lo que los cínicos aseguraban que jamás ocurriría en este país".

Pero lo más importante parece ser lo poco que han influenciado las alianzas políticas, la riqueza, la raza, el sexo o la religión en este resurgimiento del civismo juvenil que llevo a este hombre hasta donde hoy se encuentra. Este es un movimiento surgido casi espontáneamente desde la base, sin conexión con grupos de interés--ni líderes negros ni organizaciones feministas ni grupos ecologistas ni alguna otra cosa que se parezca a las estructuras tradicionales de poder de izquierda o de derecha--empujado por un ejército de jóvenes voluntarios y activistas neófitos y sin afiliación política.

Porque para que esto pudiera ocurrir, para que casi un desconocido, hijo de un africano, salido de los barrios pobres de Chicago, para que triunfase en un Estado con mas del 90% de población blanca, tuvo que registrarse una arrolladora congregación de votantes jóvenes e independientes, imbuidos con una pasión desconocida en la política desde John Kennedy, y confirmar el deseo masivo de renovación de los votantes norteamericanos.

"Hemos escogido la esperanza frente al miedo” declaró Obama a su audiencia, esperando que al final de este día, los ciudadanos de New Hampshire se lo confirmen.

No importa ya—al menos para quien escribe esta nota—si Barak Obama gana finalmente la carrera a la presidencia de Estados Unidos, la lección ha sida ya dada, no por este extraordinario candidato, sino por la juventud norteamericana empujada por un nuevo aliento después de ocho años de George Bush, reclamando para la presidencia norteamericana un nuevo rostro que envíe al mundo y a sus propios compatriotas un nuevo mensaje de optimismo.

“O Gran Espíritu cuya voz me llega con los vientos, acudo a ti como una de tus muchas criaturas. Necesito de tu fortaleza y tu sabiduría. Hazme fuerte, no para ser superior a mi hermano, sino para vencer a mi mas peligroso enemigo, yo mismo.”

--Chief Dan George, My Corazon Vuela.

Thursday, January 3, 2008

Cuídate del hombre que ha leído un solo libro.



…"hominem unius libri timeo"— así advierte Tomas Aquinas sobre quienes perciben la vida con la singular y única perspectiva que poseen—aquellos que encuentran la explicación final de nuestra existencia en un solo libro, una sola doctrina, un solo credo. Aquinas se refería desdeñosamente al hombre cuyo horizonte intelectual estaba limitado por la lectura de un solo libro.

La Internet—como en mucho menor escala los libros, periódicos, revistas y otros medios de comunicación—esta poblada con lunáticos enarbolando el “Único Libro-Teoría Verdadera con Todas las Respuestas” a los problemas y desafíos de la vida. Ellos se despachan tratando de imponer su versión de la verdad etiquetando todas las otras unas veces como heréticas, otras como fascistas, comunistas, fanáticas, racistas y cualquier otra clasificación apropiada para la ocasión.

Pero el mundo es un poco mas complejo que blanco y negro; el mundo y la gente evoluciona, cambia, se diversifica, muchas veces de forma impredecible. Si los hechos observables se muestran inconsistentes con su teoría, el lunático simplemente distorsiona los hechos.

Claro que hay que cuidarse, estos son individuos que si se les permite acceso al cualquier nivel de poder, pueden arruinar las vidas de millones sin tener un solo espasmo de consciencia.

No solo por ser “de un solo libro” este hombre es peligroso, es aun mas peligroso por su interpretación única y personal de ese único “libro”. Él esta convencido no solamente de tener una verdad, el esta absolutamente convencido de tener TODA LA VERDAD. El resto del mundo no está capacitado para aprehenderla.

Yo conozco uno de tales individuos, totalmente convencido de haber descubierto mediante su investigación el misterio de la vida y el camino a la prosperidad “escritos en las ramas del árbol invertido—en un lenguaje que no puede ser traducido a lengua viva alguna”. Esta creencia es, por supuesto, una imbecilidad, pero ofrecerla como una teoría singular y única que lo explica todo, nuestra evolución, nuestra historia, nuestras luchas, triunfos y fracasos y el portal para un futuro de harmónica prosperidad, es mas que imbecilidad, es una de las imbecilidades mas peligrosas que uno pudiera adoptar.

En contraste con el bloguero Fuad Al-Farhan, muchos de nosotros tenemos la fortuna de vivir en sociedades con un suficiente grado de democracia como para no temer ser encarcelados—o peor—por expresar lo que creemos. Y aunque ocasionalmente podamos desviarnos del ideal democrático con políticas desafortunadas, siempre volvemos de una forma u otra, a nuestro cauce, en un escenario donde ninguna doctrina es única y permanente, donde ningún libro, agenda o acto de fe puede ser mantenida sin desafíos hasta el final de los tiempos.

Esta es nuestra suerte que nuestra organización social permite compartir con el lunático de un solo libro. Compartir, naturalmente, no significa abandonarse.